“GANADORA DEL 1º CONCURSO LITERARIO BUBOK Y LA FACTORÍA DE IDEAS”

Este no es el relato de un romance. Es un viaje, una aventura de treinta y tres años, seducidos por la vida de dos personas cuyos caminos parecen estar trazados para cruzarse en diferentes momentos. Es una novela de amores y desencantos, de reencuentros y recuerdos, de proyectos e ilusiones, de aciertos y fracasos, de destinos. Un trazado de largo recorrido que conforma un universo tan insólito como la propia realidad.

Mi infierno eres tú

“Tal vez todos estemos condenados a arder en un infierno…

—La miré fijamente antes de marcharme—

… y yo sea el tuyo.”

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Páginas: 572 - ISBN papel: 978-84-9018-752-4 - ISBN digital: 978-84-9018-753-1 - Depósito Legal: M-8166-2015

UN MOMENTO DE BOHEMIA (fragmento)

Sería más sensato echarle la culpa a la botella de Kourtaki que habíamos vaciado durante la comida, más las copas de Ouzo con las que el propietario de Orestias nos hizo bailar el sirtaki, pero en nuestro sueño no tenía cabida la cordura. Aquel festivo lunes de Pascua, París desbordaba visitantes y nosotros, decididos a convertirnos en un souvenir más de la ciudad, jugando a ser parisinos, llamando la atención de los transeúntes, con mi caballete, un lienzo y mis óleos, nos instalamos en la esquina del Pont Saint-Michel.
Marina apoyando su espalda contra el murete de piedra, bajo el que transcurrían obedientemente las aguas del Sena, con la solemne fachada occidental de la catedral de Nôtre-Dame de fondo. Colocamos un destartalado sombrero de paja que acabábamos de encontrar en una papelera, entre mi modelo y yo, y depositamos calderilla de francos y céntimos para otorgarle mayor realismo a la escena que estábamos creando. Sería el alcohol ingerido, la permanente sonrisa de Marina o la colaboración espontánea que ese rincón de la ciudad nos regalaba, pero mis pinceladas sobre el lienzo empezaron a cobrar una destreza que nunca supuse capaz de salir de mis manos.

La gente pronto empezó a pararse en torno a nosotros, depositando monedas en el robado sombrero, mientras Marina y yo no dejábamos de intercambiar culpables sonrisas. Comentarios, aprobaciones e incluso algún debate entre los paseantes nos envolvieron en un aura de irrealidad, el maestro y la modelo, los amantes y el arte, el público y las monedas; en definitiva, París y su bohemia. Si alguna vez habéis compartido un momento semejante con la persona amada, si alguna vez os han admirado por intercambiar vuestro espíritu, por convertir el sentimiento en arte y el arte en juego de complicidades culpables, pero no lo habéis hecho en París…, viajad, acercaos, no existe droga más poderosa, no se ha inventado elixir capaz de unir, de prender una llama que arda con la fuerza suficiente como para convertir en eterno el recuerdo, para grabar en vuestra piel, de forma irreversible, el momento con el que seguiréis soñando toda la vida.


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